París a finales del S. XVIII
Mientras la corte de Versalles se alejaba de la realidad, en París se vivía el contraste entre la riqueza de unos pocos y la miseria de muchos. Palacios, bellas iglesias y prósperos comercios de lujo se alternaban con los barrios de calles estrechas, sucias y mal empedradas por las que los carruajes recubiertos de dorados evitaban pasar.
Un escenario para la ostentación, donde el ser visto era para muchos la principal preocupación. Funciones en la ópera o el teatro, visitas a los salones de moda, bailes de máscaras... Cualquier ocasión era buena para hacer de la frivolidad una de las bellas artes.
Un escenario para la ostentación, donde el ser visto era para muchos la principal preocupación. Funciones en la ópera o el teatro, visitas a los salones de moda, bailes de máscaras... Cualquier ocasión era buena para hacer de la frivolidad una de las bellas artes.
La campiña de Tours
En contraste con París, la pequeña ciudad de Tours, le parecerá a Louis, provinciana y aburrida. Pese a la belleza y la paz que se respira en la villa rodeada de rosaledas y frutales, esa vida más sencilla no cumple con sus elevadas expectativas. Le cuesta renunciar a su exagerada forma de vestir y actuar y es incapaz de comprender como alguien puede disfrutar de un hecho tan simple como comer una ciruela recien cogida de un árbol. Para ser precisos, alguien como Hélene...